Superación personal con convicción y compromiso

Siempre he sentido una profunda curiosidad por la vida: me encanta aprender, entender los procesos, descubrir el porqué de las cosas y, desde niña, soñaba con construir un mundo mejor. Por eso estudié Biología y emprendí un viaje personal hacia un estilo de vida más natural. Ya siendo mamá, doTERRA llegó como una respuesta poderosa para cuidar la salud de mi familia y no sólo la física, sino también la emocional y la financiera.

Cuando descubrí la responsabilidad social y ambiental con la que doTERRA obtenía sus aceites esenciales, y la diferencia real que eso generaba en comunidades alrededor del mundo, me comprometí de lleno a lograr que esta propuesta de bienestar integral llegara a todos. El primer paso, era abrir el mercado de México. Durante varios meses, la sala de mi casa se convirtió en bodega y centro de distribución. Pasaba horas enteras armando y revisando pedidos, y cuando el cansancio me alcanzaba, recordaba que cada botella hacía una diferencia, no sólo para quien la recibiría y usaría, sino también para quien había producido ese aceite esencial. Esa convicción es la que hasta hoy me sigue impulsando a seguir adelante.

Ser fundadora de doTERRA México es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. Construyo un negocio próspero y con propósito con mis socias, y hoy grandes amigas, dentro de una comunidad enfocada en el bienestar integral, que ha creído en nosotras y nos inspira a ser mejores cada día. Recorro este camino con profunda gratitud, libertad y, sobre todo, con la certeza de que juntas, estamos construyendo un mundo mejor.