¿Qué es ser feliz? Cuento de navidad


¿Qué es ser feliz? Cuento de navidad de dōTERRA México, 2022.

 

I.

Parada en medio de un matorral de lavandas, todas con un olor magistral, Lucia observó a una mujer hermosa, de pelo morado, vestido lila, enorme sonrisa y alas de libélula que la miraba apaciblemente.

— Hola Lucia. Me alegra mucho que estés aquí —le dijo la mujer con una voz celestial. — Yo soy el Hada de las navidades pasadas. Mi nombre es Lavándula, y tú estás aquí porque has olvidado cómo ser feliz.

Esas palabras conmocionaron a Lucia, quien ante una declaración tan directa no pudo sino sentir mucha vergüenza y ganas de llorar, por lo que se tapó la cara con las manos para evitar ser mirada.

   Conmigo no tienes que ocultarte. ¡Ven! Te mostraré aquello que has olvidado y aquello que te hace sufrir. Y recuerda: por más oscuro que parezca el camino, nunca es tarde para volver a la luz.

En ese momento el Hada de las Navidades se acercó a Lucia, un remolino de aire de pétalos con olores mágicos las elevó y las llevo a ambas volando por el cielo.

 

II.

De pronto Lucia sintió un clima muy diferente al del tranquilo jardín en donde estaban. Se quitó las manos de la cara y miro lo que era el exacto paisaje de una selva tropical.

   Estamos en el sur de Brasil, dijo Lavándula . Lo primero que debes de recordar es que en este mundo todos los seres somos una gran familia. Observa este árbol: es el árbol Citrus × sinensis, el árbol de la naranja silvestre: todos los árboles de naranja producen su alimento a través del sol. Cada naranjo necesita conectarse a las raíces de otras plantas para recibir agua y otros nutrientes esenciales del suelo. Y solo juntas, es que estas especies diferentes pueden lograr un desarrollo fuerte y saludable de su selva: Un bienestar colectivo.

Lucia, muy atenta, miraba las raíces del hermoso naranjo cuando de súbito, un grupo de personas dirigido por dos mujeres se acercó: Eran sus dos hermanas, quienes conducían un paseo guiado.

   ¡Esas son mis hermanas! —señaló emocionada Lucia.

   Así es. Lucia: estamos en un futuro posible en el que tú has dejado el plano terrenal y ellas han tomado las riendas de tu negocio para que siga creciendo en el mundo. Ahora mismo están hablando de tu legado y de lo importante que fuiste para ellas — indicó Lavándula.

— ¿Pero cómo es posible? Creí que me odiaban —dijo suspirando Lucia

  En lo absoluto, querida. Ellas se han llegado a sentía molestas, pero sólo les basta que te disculpes y que las escuches para perdonarte ya que en el fondo te aman mucho y nunca olvidarán esas tardes juntas llenas de juegos y risas que compartieron cuando eran niñas.

Lucia se volvió a cubrir la cara con las manos para llorar. Lavándula, delicadamente, le toco los hombros, lo que hizo que una ola de bienestar y aromas las cubriera de pronto. Una vez, las dos fueron transportadas a un lugar donde se percibía el frescor de las especias y el aullido de los monos.

III.

   Ahora, Lucia, estamos en la India. En esta Tierra se vive una profunda espiritualidad cuyas prácticas son de un origen milenario — le susurró al oído Lavándula.

El Hada llevó a Lucia hasta un Templo en China donde, en ese momento, se celebraba una ceremonia de curación tradicional. El centro de la ceremonia era un joven de 17 años: el hijo de Lucia.

   Ese es tu hijo, pero en esta dimensión tu hijo y tú se han dejado de hablar para siempre. Para ayudar a curar su alma él ha decidido viajar a China… —Lucia prestó atención al rostro de su hijo y vio en su mirada la expresión de una profunda tristeza, pero también de una esperanza. —Ahora quiero que observes el té que le sirven los monjes. Se trata de un té de Casia, una de las 50 hierbas fundamentales usadas en la medicina tradicional china. Según su religión, esa bella planta similar a la canela, pero más dulce, ayuda a calentar el corazón. El aroma de la Casia alivia la falta de sentimientos de amor y conexión. Lucia, lo que tu hijo anhela no es que lo entiendas. Lo que él anhela es tu amor y tu calor. Quiere que te abras con él y le muestres al ser humano dulce que también se ha equivocado, que se disculpa y que lo acepta tal y como es.

En ese momento Lucia corrió a abrazar a su hijo, pero en el acto el Hada arrojó sobre ella una lluvia de hojas y una brisa suave y repentina de chispas las hizo desaparecer.

 

IV.

Por último, Lucia y el Hada de las Navidades Pasadas aparecieron frente a una hermosa cabaña rodeada de grandes árboles bajo la nieve: estaban en Canadá. Afuera de la hermosa construcción una serie de hombres y mujeres entonaban cantos alrededor de un árbol bellísimo que parecía más antiguo de lo normal.

   El árbol que tienes frente a ti es el árbol de Nootka o Ciprés amarillo, el más antiguo que se encontró en la Tierra: con una antigüedad de 1834 años. Es un árbol fuertemente ligado a la espiritualidad del milenario pueblo indígena Nutka.

En medio de esas personas muy bien abrigadas, Lucia distinguió una cabellera, con el mismo cabello rizado que ella había heredado: era la cabecita blanca de su madre, a la que no había visto desde hace ya algunos años.

   ¿Cuál es esta dimensión? —preguntó Lucia.

   Esta es tu dimensión —respondió el Hada—. Esto es lo que hace en diciembre tu madre: tratar de encontrar respuestas a la tragedia más grande de su vida actual: la ausencia de su hija. Ella viajó hasta Canadá, traída por una de sus amigas, para aprender a ser compasiva. Escucha lo que les dice el Chamán:

— La compasión es una compenetración con los sentimientos de otra persona. Es la aceptación y validación de sus vulnerabilidades y limitaciones. La compasión es, que en lugar de cuestionar el sentir de otros, lo abracemos y lleguemos a sentirlo como nuestro… Se trata de saber estar presentes y acompañarnos —señaló el sabio maestro.

Al oír esas palabras Lucia de nueva cuenta no resistió y corrió a abrazar a su Madre, pero para sorpresa de ella, su madre no volteó a verla.

   ¡No me ve! —inquirió Lucia.

   No, porque sólo estás aquí en espíritu, obsérvala bien… ella te siente —respondió Lavándula.

Lucia miró fijamente a los ojos a su madre, quien los tenía cerrados, pero que en ese momento de compenetración los abrió lentamente: Estaban llenos de luz y a punto de quebrarse. Entonces la madre de Lucia susurró algo como si se dirigiera a un fantasma que no veía, pero sí que sentía.

   ¿Hija?

En ese momento una luz más resplandeciente que ninguna otra cubrió el interior del templo y a continuación Lucia despertó súbitamente en su cuarto, conmocionada por lo que acaba de vivir.

 

V. Feliz Navidad.

Lucia no perdió más tiempo. Ese mismo día, víspera de Noche Buena, corrió a hablar por teléfono con sus hermanas y las invitó a desayunar con ella y su familia. Les pidió que llegaran lo más temprano posible para platicar. Una vez llegado sus invitados e invitadas, con ese sentimiento tan hermoso por haber experimentado un acercamiento natural a esos paisajes olores, bienestar y absoluto perdón, recordó la mezcla de aceite esencial Holiday Joy dōTERRA®, que alguna amiga suya le había recomendado. Por lo que inmediatamente, y a cada uno de sus invitados, les regaló la mezcla, que incluye Naranja Silvestre, Clavo, Casia, Abeto Siberiano y Bálsamo de Perú. Puso una gota a cada una en la mano y les pidió que la olieran:

— Siempre vamos a estar juntas hermanas, perdónenme si he llegado a ser egoísta o grosera con ustedes, las amo mucho —les dijo Lucia sinceramente, para luego abrazarse fuertemente.

Más tarde fue hasta el cuarto de su hijo adolescente y luego de escuchar extasiada cómo cantaba y tocaba la guitarra, le confesó que sabía que no había sido siempre una madre comprensiva y le prometió que saldrían juntos pronto para platicar y divertirse cuando él quisiera. Le puso una gota de aceite esencial dōTERRA® Harvest Spice, con Casia, Clavo, Eucalipto, Madera de Cedro, Nuez moscada y Corteza de Canela en la mano y el joven, divertido y entre risas respondió “Gracias mamá”.

Por último, Lucia y su familia tuvieron una bellísima cena familiar. Antes ya había hecho una llamada internacional a una cabaña con una ubicación que ella conocía con exactitud. Desde Canadá le comunicaron que su madre había partido de ahí a primera hora. Y exactamente a las 12:00 a.m. de la noche, cuando todos brindaban y se abrazaban un taxi se detuvo frente a la casa de Lucia y su familia. Inmediatamente que lo oyó Lucia fue a la puerta y ahí se encontró con su madre, a quien abrazó enérgicamente después de 5 años de no dirigirse la palabra.

   ¡¡¡Hija!!!

   ¡¡¡Mama!!!

Acto seguido Lucia puso una botella de dōTERRA® Holiday Love, con Nootka, Bálsamo de Perú, Labdanum, Canela, Haba Tonka, Vainilla, Incienso, Cedro, Abeto Siberiano y Naranja Silvestre en manos de su madre, y sin dejar de apretar su mano fuertemente entraron juntas al hogar de Lucia, una Líder dōTERRA®.

Todos se conmovieron y aplaudieron emocionados al ver a la familia reunida. Cerca de la chimenea, a un lado del Árbol de Navidad, Lavándula, el Hada de las Navidades Pasadas, miraba a la Líder sonriente y con lágrimas en los ojos y le preguntó:

   ¿Ya recordaste cómo ser feliz?

   Sí, muchísimas gracias, ya lo he recordado: Ser feliz es poder compartir nuestro bienestar para generar el bienestar en los otros y otras.

 

¡En dōTERRA México te deseamos una muy feliz Navidad y Próspero Año Nuevo! Deseamos que tu hogar siempre esté lleno de bendiciones y que todos sus sueños se hagan realidad. ¡A disfrutar!


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